Compartimos con Ud. el discurso de la Senadora Rosa Díaz en la sesión del dia 2 de diciembre en el Senado de la Nacón Argentina.-
Senadora MARIA ROSA DIAZ
Sesión 02/12/2009
Exp. 01/09 y 2011/09
Si se aprueba el Plan Nacional de Desarrollo de la Enfermería propuesto por el Poder Ejecutivo (Ministerio de Salud) y enviado con modificaciones por la Cámara de Diputados al Senado, se perderá una gran oportunidad para encauzar el sistema de salud en Argentina. Este Plan significa un grave señuelo para la población, el sistema de salud en general y para la enfermería en particular. Señuelo, porque no es lo que se necesita en este momento para el sector y porque promete un cambio sin ninguna vigencia para la salud en el país. Se corre el riesgo de que con este Plan se considere solucionado el problema y se clausure por 10 años el tema de la crisis en enfermería que es, entre nosotros, la crisis más profunda y extensa del sector salud.
Qué propone el Plan? La formación de personal de enfermería hasta igualar la cantidad de médicos en ejercicio. El número era originalmente de 45.000 enfermeros hasta 2016, sin calcular bajas por jubilación y otros motivos. Con los 45.000, apenas habría aumentado en 20.000 la cantidad de personal de enfermería y su número permanecería ostensiblemente bajo frente a una población de habitantes y médicos con un crecimiento proporcionalmente similar en esos años. Recién cuando se advirtió este grave error de cálculo, la Comisión de Salud y Deporte del Senado modificó el Proyecto de Ley recibido de la Cámara de Diputados
Por qué el Plan no prosperará?
El Plan deja afuera las más de 10.000 personas que residen en el país, formadas en la profesión pero dedicándose a cualquier otra cosa por falta de empleo. Un desperdicio desatinado! El Plan desoye recomendaciones de la OIT y otros organismos internacionales al no cambiar las indignas condiciones de trabajo que en general soporta este personal. El Plan no mejora su piso salarial cuya lamentable exigüidad lo obliga a dobles turnos y extras. El Plan no resuelve la falta de reconocimiento social de la profesión, ni tiene en cuenta sus riesgos específicos a la hora de un régimen previsional que garantice la salud de estos trabajadores de salud en su propia vejez. El Plan no asegura el trabajo del personal que pretende formar desde aquí al 2016. Esta falta de salida laboral puede aumentar el desempleo de personal formado y ser un motivo para mantener o incluso deprimir aún más los salarios de quienes estén contratados. El Plan no ampliará los contenidos de la carrera de enfermería, perdiendo la enorme oportunidad de aportar una cuota sustancial de cambio al sector salud: que se conformen equipos de salud con otra dinámica, que salgan de sus muros, se vuelquen a las calles y tomen contacto con la población, con nosotros, allí donde estemos y si es necesario hasta en nuestras casas. El personal de enfermería, el más golpeado, no será el ariete de un cambio definitivo hacia la prevención y el trabajo comunitario en salud. El Estado no podrá conducir el Plan, porque su financiamiento se descarga en múltiples aportantes a un Fondo Fiduciario que reclamarán sus ventajan en el botín. Y se alimentará la maquinaria de la medicina comercial que encontrará personal de enfermería desocupado y más barato para reciclarlo en pos del lucro. Para este Plan, no es necesaria una Ley Nacional: basta con una Resolución del Ministerio de Salud. Pero parecería que no está en su voluntad llevarlo a cabo, porque no ha efectuado ni siquiera las suficientes previsiones en el Presupuesto 2010, formulado por el propio Ministerio, para las Becas de formación que propone el Plan, elaborado, curiosamente, por él mismo
Qué proponemos: un cambio en enfermería acorde a las necesidades de su personal, del sector y de la salud pública, o sea, de la población. Esta múltiple coherencia es posible. Hace falta una Política de Estado en Enfermería que por su permanencia y direccionalidad favorezcan un cambio profundo de la enfermería, capaz de ser punta de lanza en el cambio que el sistema requiere para adaptarse a las necesidades reales de la población. Para esta Política hemos propuesto nuestro Dictamen en Minoría. En él ofrecemos una alternativa a la perimida visión del sistema de salud en general y de la enfermería en particular. En él sostenemos una visión que hace falta para que el sistema de salud tenga que ver realmente con la salud de la población y con su propia salud.
Qué propone el Plan? La formación de personal de enfermería hasta igualar la cantidad de médicos en ejercicio. El número era originalmente de 45.000 enfermeros hasta 2016, sin calcular bajas por jubilación y otros motivos. Con los 45.000, apenas habría aumentado en 20.000 la cantidad de personal de enfermería y su número permanecería ostensiblemente bajo frente a una población de habitantes y médicos con un crecimiento proporcionalmente similar en esos años. Recién cuando se advirtió este grave error de cálculo, la Comisión de Salud y Deporte del Senado modificó el Proyecto de Ley recibido de la Cámara de Diputados
Por qué el Plan no prosperará?
El Plan deja afuera las más de 10.000 personas que residen en el país, formadas en la profesión pero dedicándose a cualquier otra cosa por falta de empleo. Un desperdicio desatinado! El Plan desoye recomendaciones de la OIT y otros organismos internacionales al no cambiar las indignas condiciones de trabajo que en general soporta este personal. El Plan no mejora su piso salarial cuya lamentable exigüidad lo obliga a dobles turnos y extras. El Plan no resuelve la falta de reconocimiento social de la profesión, ni tiene en cuenta sus riesgos específicos a la hora de un régimen previsional que garantice la salud de estos trabajadores de salud en su propia vejez. El Plan no asegura el trabajo del personal que pretende formar desde aquí al 2016. Esta falta de salida laboral puede aumentar el desempleo de personal formado y ser un motivo para mantener o incluso deprimir aún más los salarios de quienes estén contratados. El Plan no ampliará los contenidos de la carrera de enfermería, perdiendo la enorme oportunidad de aportar una cuota sustancial de cambio al sector salud: que se conformen equipos de salud con otra dinámica, que salgan de sus muros, se vuelquen a las calles y tomen contacto con la población, con nosotros, allí donde estemos y si es necesario hasta en nuestras casas. El personal de enfermería, el más golpeado, no será el ariete de un cambio definitivo hacia la prevención y el trabajo comunitario en salud. El Estado no podrá conducir el Plan, porque su financiamiento se descarga en múltiples aportantes a un Fondo Fiduciario que reclamarán sus ventajan en el botín. Y se alimentará la maquinaria de la medicina comercial que encontrará personal de enfermería desocupado y más barato para reciclarlo en pos del lucro. Para este Plan, no es necesaria una Ley Nacional: basta con una Resolución del Ministerio de Salud. Pero parecería que no está en su voluntad llevarlo a cabo, porque no ha efectuado ni siquiera las suficientes previsiones en el Presupuesto 2010, formulado por el propio Ministerio, para las Becas de formación que propone el Plan, elaborado, curiosamente, por él mismo
Qué proponemos: un cambio en enfermería acorde a las necesidades de su personal, del sector y de la salud pública, o sea, de la población. Esta múltiple coherencia es posible. Hace falta una Política de Estado en Enfermería que por su permanencia y direccionalidad favorezcan un cambio profundo de la enfermería, capaz de ser punta de lanza en el cambio que el sistema requiere para adaptarse a las necesidades reales de la población. Para esta Política hemos propuesto nuestro Dictamen en Minoría. En él ofrecemos una alternativa a la perimida visión del sistema de salud en general y de la enfermería en particular. En él sostenemos una visión que hace falta para que el sistema de salud tenga que ver realmente con la salud de la población y con su propia salud.